Son buenos tiempos para un nuevo cine venezolano; luego de varias intentonas vagas en años pasados, y bajo premisas que a más de uno nos hace mirar con cierto recelo..., resulta en verdad grato encontrar ahora al menos una producción nacional regularmente en cartelera.
La Hora Cero sin dejar de ser tan caraqueña como el asado negro, tan venezolana como la salsa de Oscar de León, tan latinoamericana como esa herencia de sentimientos encontrados por una lengua y civilización importada e impuesta, logra ponerse pantalones largos en el género de acción (así para todos los gustos y audiencias!). Con una historia cuasi posible, implecables actuaciones, magníficos recursos técnicos y un ritmo y final que no decaen ni por un instante. En la sala, durante y al final, sólo se sentía auténtica satisfacción por lo disfrutado.
Ahora... para confirmar la regularización de un "hecho cinematográfico", basta con entender que hay también, como debe ser, de lo bueno, lo malo y lo feo... lo bueno es muy bueno y lo malo es muy malo... lo feo en verdad termina siendo casi que la vergüenza ajena por lo malo ya que en el extremo opuesto podemos encontrar a Las Caras del Diablo... allí las actuaciones, los diálogos y la historia misma es un despropósito mayúsculo... A luz de la obvia dificultad de hacer una película en Venezuela... ese buscar tocar un tema tan delicado por un camino tan... desafortunado, por decir lo menos, duele.
Pero... hay que hacer cine, es la forma de lograr que se haga cine! Y quienes no tenemos en privilegio de hacerlo, tenemos el deber de verlo (por doloroso que en momentos pueda ser...)
Sigamos desarrollando nuestro cine, desde ambos lados de la pantalla. Son buenas horas para ello.
