
Ahora... amén el beneficio intelectual, profesional y económico, mi óptica acuariana conduce a descubrir lo divertido que es el retomar los usos y costumbres de la convivencia laboral. El tener horarios de oficina implica una dinámica especial... la formalidad de los títulos resulta mejor dejarla a un lado; los comentarios tienen su lugar y momento; hasta el mismo hecho de la intensidad del acondicionador de aire y la estación del radio que sutilmente nos acompaña, implican procesos informales de negociación bien particulares para los que hay que prepararse.
Estoy redescubriendo la seguridad del confinamiento, la cosecha de éxitos compartidos, el disfrute de los chistes y códigos público conocimiento... estoy renaciendo como uno más de la oficina. Distanciado en la tres "E" (edad, experiencia y expectativas , jejejejeje) enfrento esta nueva aventura con muchas seguridades que entiendo me harán seguir sonriendo mientras muto.
Más allá de la alegría, no puedo dejar de reflejarlo en esta instancia... en esta versión alternativa de mis días.
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