Wednesday, November 05, 2008

Mi Hermano el Terrorista

Nuevamente la madrugada le encontró desvelado... pensando en mil y tres tonterias juntas, se amargaba el día entero desde temprano.

Ningún consuelo le significaba el desayuno... ni la sonrisa que le obsequiara una chica desde otro carro mientras a la distancia compartían una cola rutinaria... ni el lugar para estacionar cerca de la entrada del edificio mientras caía una violenta lluvia. Esas horas faltantes de sueño, robadas por irresolubles problemas laborales le estaban llevando por malos pasos. Ya las pastillas no le servían, ni los tecitos de lechuga, ni los programas hiperaburridos que lograba cazar por cable a esas horas infames.

La cosa se tornó insufrible cuando entendió que la verdadera leña en esa hoguera terminaba siendo la felicidad que observaba en sus compañeros de trabajo.

Sin mucho remordimiento comenzó entonces una campaña muy detallada... se dió a la tarea de hacer privadamente públicas sus preocupaciones. Cerca del filtro de agua preguntaba a los que llegaran por los problemas de otros departamentos... en la fotocopiadora le contaba a cualquiera de los inconvenientes que se estaban crispando a la alta gerencia... cuando tomaba el ascensor se mostraba absorto en cuentas sobre dinero y días, por las carencias y los plazos... al estar en el estacionamiento se quedaba mirando espacios vacios afectado por las ausencias... y luego discretamente compartía sus horrores en correos y mensajes de texto mal enviados ó en llamadas equivocadas.

Una sombra negra comenzó a rondar por los fríos e iluminados pasillos... los silencios remplazaban a las animadas tertulias sobre el capítulo de anoche de la novela... poco a poco las preocupaciones se hacían presentes en la vida de todos. Para enriquecer la cofradía de colegas desvelados, resolvió comenzar a hacer saber que la empresa estaba en crisis y que pronto cerrarían las puertas para irse a otra ciudad.

La cosa va marchando, como diría algún personaje de Jardiel Poncela... porque ahora sí estan todos en la obscuridad más terrible ya que nadie puede preguntar si es verdad algo que se supone nadie sabe.

Hoy el sigue sin dormir... pero las ojeras ajenas le sirven de consuelo.
Sus chismes falsos funcionan... la palabra aun tiene efecto!
Mal de muchos, cosuelo de todos; dicen por ahí!

3 comments:

Nani said...

wai, qué feo sonó! =S
Espero que tu amigo mejore, quien quiera que sea

Anonymous said...

Creo que no hay coincidencia alguna con la realidad. El cuento está muy bueno

Nani said...

ufff, claro que hay coincidencia. No lo notas porque tu hermano terrorista está "en otro departamento"