Tuesday, September 20, 2005

Sorpresas... no hay!

Cada instante trae sorpresas... cada minuto, día, mes y año encierran la maravilla de lo imprevisto, de la potencial sorpresa. Mi abuela, como contraparte, siempre celebraba su "bendita rutina"... de alguna forma más temiendo que soñando con esa incertidumbre del devenir. Si bien resulta obvio que como extremo ninguna de las dos opciones nos salvaría de la enajenación mental, no menos lo es que resulta aun peor el descubrir que aquello que DEBERÍA ofrecer sorpresas no lo hace.
Es devastador aceptar que ese nuevo camino... ese hecho novedoso... esa aventura extraordinaria no depara mayor sorpresa que la ausencia de la misma.
No es que necesariamente emprendemos cada camino sólo por el apetito de lo novedoso... paradójicamente son las cosas conocidas que esperamos encontrar las que nos hacen tomar nuevos senderos... y termina siendo el exceso de cosas conocidas lo que nos aburre y desencanta.

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