Thursday, May 24, 2007

Bailando en un ladrillo de la cuidad oscura



La vida de la mayoría de nosotros (entiéndase de los animalitos de la esfera azul) ocurre entre un ir y volver a lugares y situaciones.
Más allá de la razón matemática implícita en que “sólo hay una primera vez”, me atrevo a considerar que idealmente son más los destinos a los que volvemos que a los que vamos.

El poder de los recuerdos termina por definir nuestros gustos e identidad, tanto por aceptación, preferencia ó rechazo. De allí se deriva una suerte de retornos y escapadas de retornos que construye nuestra dinámica diaria... para el corto, el mediano y el largo plazo!

Envidio, no lo niego, a quienes hacen del ir su medio de sustento (léase Anthony Bourdain, por ejemplo) porque eso de vivir cada día una aventura debe tener mucho encanto; pero no desconozco que me siento tan seguro al volver... tan cómodo por lo que sé que encontraré y por lo que sé que evito... que la envidia se queda en ello.
Administro los cupos de aventura y derrocho esos retornos que me hacen siempre sonreir.

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