Saturday, February 11, 2006

Presentando al más conocido

Un día Parvatti, la divina esposa del dios Shiva, cogió un poco de la ceniza que se había puesto en el pecho su marido, como lo hacen en la India todos los hombres que se dedican a la vida ascética. En ausencia de Shiva la diosa añadió a la ceniza unas gotas de agua que recogió en su propio cuerpo, después de bañarse. Amasó todo aquello e hizo con ello un hermoso bebé, que pronto llegó a ser un hermoso joven de rostro humano, Ganesha.
El hijo de Parvatti, aun desconociendo a su padre, demostraba un gran amor filial, una absoluta sumisión a las órdenes de sus superiores. Cuando la diosa deseaba quedarse sola en su palacio colocaba al buen Ganesha al lado de la puerta, diciéndole que no dejara pasar a nadie sin su autorización.
Un día Shiva retornó y deseando ver de inmediato a su esposa quiso entrar en el palacio. Ganesha, que siempre respetaba la consigna y que ignoraba a identidad del recien llegado, le impidió le entrada. Furioso y celoso ante el sospechoso guardian, Shiva sacó su espada y con un sólo golpe hizo saltar la cabeza de su hijo.
El ruido del altercado hizo salir a Parvatti, quien luego de saludar a su esposo, vió con horror el cuerpo ensangrentado de su hijo querido cuya única culpa había sido obedecer las órdenes de su madre. Suplicó a su marido que le devolviera la vida al hijo nacido de la ceniza paterna y de las gotas de agua maternas.
El dios, al entender su error, llamó a un servidor y le dijo:
-Ve a traerme la primera cabeza que encuentres.
Para la fortuna lo primero que encontró el criado fue un elefante.
Le cortó la cabeza y se la llevó a Shiva, quien la colocó en los hombros de su hijo, para resucitarlo.
Desde entonces Ganesha tiene un cuerpo rechoncho, una panza redonda, cuatro brazos y una cabeza de elefante con larga trompa y grandes orejas.

En la India se cree que el elefante es un animal de notable inteligencia. Por lo tanto, el dios con cabeza de elefante se considera como el más inteligente de los dioses.
La inteligencia acompaña siempre otra virtud; la sensatez. Esta lleva al hombre a amar la existencia, a resignarse ante los dolores inevitables y a disfrutar de todos los placeres, como los de la buena comida y los dulces. Ganesha, dios de la sensatez, es un dios esencialmente sensual.

Versión original, antes de mi edición, tomada de www.editorialbitacora.com

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