El de los 399

Vuelve el Big Cat. En su segunda aventura de empresario de ropa y equipos deportivos anda Andrés Galarraga... y le deseo mucho éxito; necesario me resulta acotarlo de entrada. Para bien y para mal no soy un fanático furibundo del Beisbol, menos aún del Chamo de Chapellín, por lo que no compraré ni las gorras.

Pero dos comentarios aparte, bien relacionados, me invitan a estas líneas.

Primero... el Gato dice que tiene ofertas de grandes ligas para ser coach de Bateo; me parece posible y hasta probable, más no deja de ser extraño que los mismos señores que no aceptaron sus servicios ni de gratis cuando él sólo quería batear su Home Run 400 le busquen ahora... y más aun que él lo esté considerando seriamente. Soy y un tipo orgulloso (y estoy orgulloso de serlo!) por lo que me cuesta entender que se piense siquiera en tomar la mano de aquellos que nos dejaron con la mano extendida. Nadie, léase con cuidado, NADIE en todas las grandes ligas quiso los servicios de Galarraga porque, explícitamente él sólo quería su Home Run (evidenciando un egosimo de escándalo pero siendo coherente con su larga trayectoria de temporadas de los Leones en donde no jugaba porque ya era una estrella de grandes ligas que vañía mucho más de lo que podían ofrecerle). Hoy le ofrecen trabajo... y no es raro que lo acepte, pero igual me sabe feo.
El segundo punto es que en la misma entrevista en donde habla de su nueva línea de ropa comentaba sobre los Pitchers que había enfrentado y decía que a quien nunca pudo conectarle un Home Run fué a Curt Schilling; además comentaba el Gato que ya era risas lo que intercambiaban porque el serpentinero lo tenía frito. Las palabras le sonaban sinceras... y hasta bonita era la invitación a evocar los duelos.

Nuevamente sentí a un chamo que jugaba... pero todo se desvanecía al instante siguiente cuando volvió a ser el trabajador responsable que lo hace sólo por dinero al preocuparse de lo mucho que está cobrando Miguel Cabrera hoy en día.