Todas las alegrías suelen ser históricas... pero ciertamente esos acontecimientos largamente soñados y súbitamente alcanzados deparan momentos inolvidables por sí solos.
La era de Richard Paez significó, indiscutiblemente, el momento de mayor proyección en la historia de la selección nacional de fútbol... tras su salida, por los motivos que fueran, quedó una identidad tatuada en el colectivo que vivió una alegría sin precedentes cuando concretó la inobjetable victoria sobre la Canariña en la ciudad de Boston.
Comparto la alegría y evidencia de ello son estas líneas... oportuno me resulta, no obstante, reflexionar sobre nuestra actitud hacia todo el fenómeno vinotinto.
Crecimos mirando feo a la selección nacional... o por lo menos sin mirarlos bonito, seamos honestos; es en tiempos recientes cuando hay algún tipo de mercadeo de la imagen de la Vinotinto que logra sumar adeptos y motivar a todos. Los fanáticos funcionamos de esa manera; para llegar a identificarnos con el equipo ó ídolo tenemos primero que conocerlo!
Nombres como Baena y Noriega son remplazados en el imaginario popular por Arango, Urdaneta, Rey, Vera... y los colores de la escuadra con exhibidos en banderas que orgullosamente se sujetan a las ventanillas de los carros. Los canales de televisón se pelean los derechos de transmisión y los jugadores son estrellas invitadas de lujo en espacios de comunicación masiva. Hasta juguetes salen con la idea de los atletas de la selección!!!
Las cosas han cambiado y los resultados también... permítome seguir creyendo que la suma de deseos y voluntades generan situaciones felices. Reimos y disfrutamos con nuevos héroes y nuevas batallas para esperar y soñar. Podemos creer en ganarle a Brazil... la historia nos justifica!!!
Salud a la Vinotinto... y a los Vino Tinto Fanáticos... entre los que afortunadamente estoy bien compañado!!! jajajajajaja
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