Tuesday, February 10, 2009

Honesta Paradoja


Sí, me gustan los bonsai. La misma adición a esta instancia lo evidencia... pero subyace en mí un conflicto sobre ese intencionado confinamiento a un ser vivo.
Hace algunos años, en quellos días que el acceso a internet comenzaba a llegar a estas tierras, fuimos distantes partícipes de la controversia porque un coreano loco (de cuyo nombre ni por error pretendo acordarme) quien estaba criando gatos en botellas de vidrio para comercializarlos como una gran excentricidad. Confiésome desde entonces y aún hoy indignado... escandalizado... ARRECHO contra ese tipo! A todas luces la cosa me resulta abobinable... pero... pero... pero... me gustan los bonsai...
La belleza implícita en el cultivar con paciencia el árbol... en buscar una comunión armónica entre lo que puede ser y lo que termina siendo... veo mucho compromiso, mucha entrega... mucho amor.
Justo es reconocer que la simple belleza del producto final no puede ocultar que de una forma violenta es un ser vivo mutilado. Ni puedo simplemente escudarme en el capricho de tener bajo mi techo a un semejante que naturalmente no cabría allí.
Como una defensa, bufa en verdad, de aquellos quienes pretendemos acercarnos a esa forma de arte, necesario me es citar que la idea es buscar belleza, no lucro y que se persigue una amorosa comunión con ese ser cuya presencia nos dá armonía y paz.
La ignorancia me impide juzgar al coreano del cuento... así como al que cruza la calle por donde no debe, al que golpea a un niño ó al que se llena las venas ó la nariz con cuanta basura le apetece. Pero en mi corazón... enfrento un conflicto entre las ideas, conceptos y valores que avalan mi debilidad por los árbolitos y los reflejos que descubro sobre la negación de una vida que significan.

1 comment:

Nani said...

hmmm bueno, haz este ejercicio mental:
"imagina que tu madre ó tu familia te ven tan lindo de niño que se valen de medicamentos e invenciones para impedir que crezcas, porque chico te ves más lindo. Cómo te sentirías?"