Wednesday, March 04, 2009

Recordando al último genio universal


La Teodicea, como apartado específico de la filosofía, centra su idea en la interpretación racional de la existencia del mal como una manifestación de la existencia de dios. Pudiera verse como un camino muy intelectualizado para comprobar una realidad que nace de la irracionalidad… y para Leibniz la cosa venía por ese rumbo. Pero su consideración nacía de entender a Dios como un gran organizador del universo bajo principios meramente matemáticos; de allí que su obvia omisión de una dimensión moral en esa posible organización levantara tanto polvo. No obstante se continúa aceptando a su posición como optimista porque tiende a producir una aproximación armónica hacia la realidad al reconocer en ella la bondad de un ser superior hacia el hombre.
Ahora bien… a las luces de esta era postmoderna y con el tamiz de ese ángulo optimista, la presencia del mal en nuestra realidad se torna algo discutible… Las gárgolas europeas nos traen una implicación directa al pretender “engañar” a los demonios extraños, los rituales de exorcismo, por ejemplo, presentes desde en las iglesias más “conservadoras” hasta en las más progresistas hacen una clara diferencia entre nuestra carne y nuestra alma; de donde nace entonces una perpetua dualidad con esas dimensiones material y espiritual de la realidad misma.Llegando la cosa en su inexorable movimiento de retorno… justo debe ser preguntarse entonces si esa mejor versión de la realidad que el hombre experimenta por bondad de Dios que nos explica el Genio, nos libra ó carga de responsabilidades sobre su aprovechamiento y mantenimiento… ó si nos deja, como tantos parecieran aceptar, en una suerte de Neo-Nihilismo positivo (Uy… qué perdido he terminado hoy!)

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