Wednesday, March 01, 2006

El Chevette de mi Tía

Una de mis tías tiene un chevette... un carro que llegó a ella ya usado. Con su sueldo de profesora hace lo mejor que puede para mantenerlo "la día" pero es una carrera que se vió endurecida por la avidez de matraca (mordida, para mis allegados mexicanos) de los policias de una alcabala por donde necesariamente pasa a diario.
Poco le vale su simpatía y buen trato cuando la plaquita con los seriales de fábrica del carro es infructiferamente buscada.
Un amigo, muy creativo por demás, le ideó una forma de dejar de pagar peaje 4 veces al día... de la noche a la mañana le pintó el carro de beige con dos rayitas marrones a los lados... le compró una chaqueta marrón y unos lentes oscuros... y de golpe y porrazo mi tía se veía de lejos, si no se detallaba mucho, como cualquier fiscal de transito a bordo de una unidad oficial.
Todo fue muy bueno... y al rato los policias ni reparaban ya en el conductor del chevette... menos aún en el estado mismo del vehículo; con luces, sin luces; con cauchos lisos, usando el cinturon de seguridad, sin usar el cinturon... ya todo era transparente... el carro pasaba como rio en conuco.
Contrario a la tendencia "normal", mi tía comenzó a usar el dinero que ahorraba de los sobornos para invertirlo en el carro mismo. Aprovechó para cambiarle los cauchos, retapizarlo, hacerle arreglar una puerta de pasajeros, lavarlo con frecuencia y hasta pulirlo. Allí nació su derrota.
Después de "mejorar" tanto, el carro dejó de verse como un carro de fiscales... y una tarde aciága la pararon...
... pueden imaginar el resto.

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