Hoy en verdad me pusieron a prueba... el Boca de mis amores estaba disputando el trofeo Joan Gamper. Lo extremo de la situación me hizo saber que ciertamente mi corazón no está, como creía honestamente, al 50% entre ambos clubes... en realidad para nada puede estarlo!
Guste ó no reconocerlo, por más amplitud que tengamos en nuestro sentir al llegar a los puntos decisivos no todos los rincones de nuestro corazón son igual de preferidos.
Nuestras pasiones todas nos hacen vivir y también morir, aquello que nos dá la vida con alegrías también nos la quita en las tristezas; así funciona el corazón del hombre... entre extremos que dan sentido a todo los instantes peleados en silencio y gozados estridentemente... así suena nuestro "tic-tac".
Guste ó no reconocerlo, por más amplitud que tengamos en nuestro sentir al llegar a los puntos decisivos no todos los rincones de nuestro corazón son igual de preferidos.
Nuestras pasiones todas nos hacen vivir y también morir, aquello que nos dá la vida con alegrías también nos la quita en las tristezas; así funciona el corazón del hombre... entre extremos que dan sentido a todo los instantes peleados en silencio y gozados estridentemente... así suena nuestro "tic-tac".
Disfruté, no obstante, del partido a plenitiud... se hizo evidente que ninguno de los involucrados era un hueso fácil de roer para el otro... la cosa estaba bastante igualada.
Pero al llegar las típicas acciones de cada escuadra, llegaron los resultados habituales... gol, gol y gol!
Quizás porque Carlos Calzetta supo tatuarme al Boca en el corazón... ó el Barcelona es un amor encontrado a la segunda vuelta mientras que el La Bombonera había llegado a mí primero, por aquello de prioridades de round robin... pero al final no pude reir, sólo sonreir porque la copa se quedó en aquella lejana vitrina en Cataluña.
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