Friday, May 23, 2008

El precio del silencio

Muchas veces decimos más de lo conveniente... en cantidad y en calidad. Sin embargo, el precio de callar suele ser muy alto.
No me detengo en el valor de la oportuidad perdida, que ya de por sí es algo para nada desestimable... sino en la costumbre que se va creando en nosotros de ocultar lo que sentimos y pensamos.
Administrar nuestras palabras puede resultar en un hábito positivo... casi en una virtud; pero junto a esas palabras contenidas por las razones que sean, se van también palabras que en su ausencia crean dudas ó, pero aún, falsas certezas.
Cuando callamos lo que está en nosotros con frecuencia, nos vamos haciendo un poco más solitarios por decisión propia... nos vamos aislando a cada instante un poco más y más... de alguna forma vamos alejándonos de los demás, entre quienes seguramente están nuestros mayores y más preciados afectos.
Esos silencios son los más caros.
También hay momentos en los que callamos para decir mucho... es cuando nuestro silencio busca evidenciar nuestra molestia, nuestro malestar... incluso busca herir.

Más allá de lo simple que resulta en teoría callar, justo es tener en cuenta las razones reales que hay para ello y aceptar "con los ojos bien abiertos" el precio que pagaremos por no haber dicho algo.

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