Tuesday, October 14, 2008

Casorio

Si nos limitamos a la función social del matrimonio, sonando tan duro como puedo serlo, debemos entender que es la base de una sociedad intencionada que busca el mutuo beneficio de los contrayentes... emocional, intelectual, afectivo, social, económico, sexual y espiritual.
Pero si vamos más allá, a donde debemos ir... entenderemos que sin importar los motivos sesudos y fríos ó desbocados e irreflexivos; es una apuesta al futuro, una explícita declaración de optimismo compartido. No obstante, justo es reconocer que no es un paso fácil de dar.
Los matrimonios "arreglados" no son necesariamente mal negocio, me atrevo a creer; y si les miramos feo es porque estamos sobre-estimando esa química ya aceptada como responsable de nuestros afectos más primitivos y porque no confiamos en que nuestros padres sepan en verdad qué nos conviene. Ojo, no desestimo el peso del romanticismo en la vida de cada quién, soy el primero en defenderlo... pero... Hummm... Como señalaba el catire aquel "Cuando la cosa es en serio... hay que ponerse serio"
Pasado el reguero del montaje... tan grande ó pequeño como permita u oblige nuestra moral... comienza la verdadera empresa de mantener el barco navegando... idealmente, navegando bien para ambos. Luego la dinámica de la pareja termina siendo fruto del compartir porque allí es donde se definen las reglas del juego y de esos espacios comunes, de presencias y ausencias, nacen los grandes hábitos que definen tanto lo inmediato como lo de largo plazo.
Por ello, como en todas las cosas realmente complejas en la vida, no hay recetas infalibles... ni para alcanzar el éxito, ni para evitar el fracaso.
Llegado el momento, cuando la cosa se reduce a sí ó no... es el tiempo de morder la bala. No valen los cuentos de amigos, ni de familiares... y por favor, menos aún de curas!
Tanto para el hacerlo, como para el cómo vivirlo... la cosa termina siendo enteramente problema de dos.

Estas líneas indiscutiblemente están mucho más ligeras de lo que esperarían mis allegados... pero justificado está el tono, creédme!

Queda como referencia final una magnífica película italiana del año 2002... búsquenla y disfrútenla.



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