Saturday, July 25, 2009

Susto!!!


Cuando hablaba a mis niños de la películas de miedo, necesario me era diferenciar claramente los géneros de misterio, suspenso, terror y horror; pero recientes confesiones hacen necesario que acepte que más allá de las imágenes, los encuadres, la duración de las escenas, la musicalización y la iluminación... todo se reduce al impacto en el espectador.

Luego de pasarme por Feddy, Jason, el Alien, las Profecías, los Cementerios Malditos, los Zombies, Spawn, Amytiville, los Repiques, el Ente, Cujo, el Tiburón, las Pirañas, Niños del Maíz y hasta Capulina contra Las Momias de Juanajuato; son raras las historias que me asustan de verdad. Hace rato que no siento el miedo dominar mis reacciones... por una película.

Pero para escándalo de algunos, entre quienes me cuento, muy posiblemente son las imágenes de los niños perdidos transformándose en burros, el mayor trauma que arrastro.
Ojo... y ni por descaro (en verdad lo sería) me aferro a la dimensión intelectual del hecho, lo que en verdad significa, sino al cambio físico; yace allí mi miedo más primitivo. Tampoco es que sea un cultor de la apariencia, bien sabido es que me cuido por estar saludable antes que bien presentado; pero desde niño esa transformación entre gradual y súbita que sucede en la isla aquella, me aterra como nada más logra hacerlo.
Esa reacción tan visceral acaba exponiendo algo tan profundo en mi psique... que es dificil de explicar el cómo he luchado para ubicar y luego usar la imagen que cierra esta nota.

Asumo que todos tenemos esos "gatillos"; que existen elementos que su sola evocación nos pone la carne de gallina y a sudar frío... de la manera más figurada que pueda pensarse. Entiendo que es natural y saludable tener esos extremos... de allí que muchos disfrutan un mundo exponiéndose a ellos. Pero como gusto estar en control... oportuno me luce que se ocupe uno en confrontarlos; armarse de voluntad y mirar de frente a los niños que cambián, al muerto que se levanta, a la tipa que sale del televisor, al demonio que nos reta... no digo que así necesariamente resolvamos algún trauma de verdad, pero sí que algo de más autocontrol estaremos practicando.

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